viernes, 10 de abril de 2015

La Hey - Cordura





La cosa fue así: tenía la casa para mí toda la semana y estaba concienciado para grabar las voces de unas cuantas canciones que tengo casi terminadas pero, ay, las letras son en inglés y cuesta más. Bueno, en realidad las letras también estaban casi hechas. Bien, pues de pronto surge grabar una canción que hice el año pasado y que ya toqué muchas veces en el local con mi compadre Jaime Toledano a las baquetas (sin su flow ni esas mañanas de ensayo disfrutón no habría quedado así ni de coña). Y la grabo. Le añado lo que le faltaba de letra al final de la canción y unos coros. Se me ocurre un arreglo de piano. Y toda ella queda bien. Qué cojones, queda muy bien. Así que empiezo a darle vueltas. Que le den por culo a las letras en inglés, voy a hacer una canción al día intentando seguir la línea marcada por esa primera canción. Y en español, claro.

Todo viene a colación de que al fin he encontrado un sistema para componer y grabar siendo menos perro y más productivo. Consiste sencillamente en terminar la canción el mismo día que la hago. Siempre hay flecos por rematar después, pero dejar grabadas las guitarras, la base de batería, el bajo y hasta la voz (incluyendo escribir la letra si no hay ninguna rescatable en el cuaderno infernal donde suelo escribirlas) suele ser la mejor manera de sentir que avanzo un poco. De otro modo, la canción se queda en el esqueleto y, aunque pinte más o menos bien, luego da mucha pereza retomarla. Puede que solo le falten dos o tres detalles que ya tengo pensados, pero puedo tardar meses en ejecutarlo. La inconstancia es mi pastor.

El orden también fue importante. Manteniendo la idea de que fueran más o menos rápidas y tratando de variar los tiempos, las fui haciendo en orden, según lo iban pidiendo: ahora más ruidaco, ahora quito eléctricas, aquí meto unos MIDI, aquí una más tranquila con arpegios, etc. Y así quedó la cosa. Iba puliendo del todo las primeras que iban saliendo, que es lo que más pereza da, mientras mantenía la frescura y las ganas componiendo otras nuevas. Qué sensación más gratificante es esa de tener tiempo y aprovecharlo, aunque sea por una puta vez en mi vida. Y cuando ya lo tenía todo más bien cerrado, se me coló una más a última hora. ¿Entonces ocho al final? Pues sí, ocho. Una coplilla diaria menos un día que hice dos, aunque eso sí, en ésas me dejé las guitarras eléctricas sin grabar. Al final la cosa quedó en ocho temas en diez días. No está mal para un flojo de medio pelo como yo. Mención de honor para la media botella de whisky, las Alhambra 1925, la repartidora del kebab y la fumabilidad de mis pulmones.

En fin, que muy contento, señora. Creo que suena todo menos tristón en general, no menciono gente del pasado que me hace sonar más lánguido todavía en las letras y eso me parece buena señal. ¡Hasta he sido capaz de cantar en tercera persona! Espero que alguien lo disfrute tanto como yo lo he hecho componiéndolo y dejándolo apañado para quedarme a gusto. En realidad esto es lo que se me da bien, si me da por meterme en camisas de once varas más poperas, melódicas o experimentales es más por ponerme a prueba y tratar de sonar diferente que por otra cosa. La cabra tira al monte: es mi monte y me lo follo cuando quiero.

Y como el monte es mío, voy a desglosarlo porque me apetece mencionar mis influencias, algunas intencionadas y otras no tanto. Que quede muy claro que toda comparación es odiosa y que va en tono de respeto y admiración a todos y cada de los que menciono, por si parece que me pongo a su altura o algo parecido. Es solo una forma de reconocer a todos esos grupos nacionales que no sé si se reivindican tanto como se debería, aparte de una paja mental importante. Si prefieres saltártelo tampoco pasa nada, te dejo este video aquí como remate y ya está. De nada. 

"Cordura", además de la instigadora de todo esto, pretendía ser una especie de guiño al primer Chinarro (el uso de la acústica, la melodía de la voz) del que no soy especialmente fan, pero sé que un día me gustará tanto como el Chinarro de después. En un principio iba a ser en plan shoegaze y al final pues... no, de shoegaze no tiene nada. "Insomnio extremo" tienen un riff que me recuerda a "Do the evolution" de Pearl Jam, salvando las distancias, obviamente. La letra está inspirada en las canciones de Fernando Alfaro en tercera persona, como "El ruido de la calle", de la que soy muy fan, solo que la mía es en tono absurder. "Humor atípico" tiene un estribillo que me gusta y eso sí que es una novedad. También me recuerda a una parte ("ver y callar / ver y aguantar...") del "Solo" de Patrullero Mancuso.

"Verano danés" es un guiño a todas las vacaciones que he pasado en Galicia, con más cariño de lo que parece. "Caramoái" suena como si hubiera seguido tocando con mi banda de toda la vida, solo que sin mi banda de toda la vida. La letra son palabros mexicanos que me hacen gracia, me ha ayudado a recopilarlos Angie Vargas, mi hermanita mexicana. Reivindicando los insultos en general y los añejos en particular, con mucho cariño. A veces me venía a la mente "La venda negra" de Nueva Vulcano y otras veces un riff de Robe Iniesta, no te digo ná y te lo digo tó."La Calera" es la poperísima del lote, la planetera, con una melodía que suena a plagio de algo que si alguien me dice qué es, se lo agradecería. También tenía en la cabeza esa preciosidad que es "Electrolite". Lo de quemar la catedral y demás es mi parte favorita, me gusta el contraste de una melodía bonita con una letra medio tristona, medio hijoputesca, y también me gusta como queda la mención de honor a Mamá Ladilla. Qué le voy a hacer si 'unir' Los Planetas con Mamá Ladilla me pone palote, señora. Los arreglos también me recuerdan a El niño gusano de "El escarabajo más grande del mundo". "Rendirnos" en realidad era un descarte, pero surgió una guitarra a lo Lemonheads y salió hacia delante. No daba un duro por ella y al final creo que quedó bastante resultona. La letra es casi (¡casi!) optimista.

"Castigando" surgió ya cuando había cerrado el lote con esas siete anteriores. Mientras mi colega Javi me ayudaba a instalar el Acid Vegas (¡gracias, compadre no esquimal!) para poder editar mejor los videos de las canciones y hacerlos más decentes, saqué unos acordes que me parecieron curiosos. Luego surgió la melodía de la voz, que tardé bastante rato en identificar de dónde la había sacado subconscientemente (o como se diga). Resultó tener un aire bastante cantoso a "El estanco de Paula" de Malcolm Scarpa, una sencilla y magnífica coplilla de esas que te vienen a la cabeza cada cierto tiempo sin saber muy bien por qué, ya que es prácticamente la única suya que conozco. Cuando la grabé, me salió un rasgueo entrecortado tipo "Pitufa" de Sobrinus, aunque al final quedó un poco enterrado entre lo demás y tampoco quería darle un toque funky o algo parecido porque no venía a cuento. La sombra del gran Josele Santiago y de Los Enemigos también andaba por ahí. Y en esta quizá no tanto, pero en otras planea la sombra de David Rodríguez y Los Beef. Josele y él me parecen dos referentes que tenía que mencionar sí o sí. De los primeros disfruté en su día tocando "Septiembre" y de los segundos versionábamos "Highlights" y "Yo soy el cantante". Y si están ahí de toda la vida pues habrá que decirlo.

Muchas veces improviso sobre la marcha con el botón de REC encendido y a veces me llevo sorpresas muy gratas. Puede que mi parte favorita de todo este "Cordura" sea el final de "Castigando", tal vez porque surgió de manera muy espontánea y fue creciendo poco a poco sin que me diera cuenta. Aunque me costó montar la batería para que no se notara demasiado que son solo loops al fin y al cabo, me pareció un gran subidón. La letra habla del ya manoseado concepto de Andy Warhol sobre los quince minutos de fama, pero llevaba mucho queriendo meter paparazzi en una canción. Pa-pa-ra-zzi. Qué bien suena, copón.

Y hasta aquí el monte, el orégano lo dejamos para otro día.


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